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Texto Esteka

Mariana Tocornal investiga la manera en que los objetos cotidianos se hacen parte de una memoria emotiva y personal, al mismo tiempo que se convierten en objetos inutilizables por el paso del tiempo. A lo largo de su trayectoria ha utilizado distintos formatos de obras, sin embargo durante los últimos años han predominado las composiciones que hacen convivir la porcelana como material principal, junto a la costura y otros objetos.
Sus últimas obras nos presentan una técnica muy precisa de reflexión plástica, que nos remite a un instante muy sutil de modelación de la porcelana, y de minuciosa astucia para presentar múltiples capas complejas de construcción y deconstrucción de los objetos. Los materiales (porcelana, bastidores, hilos, etc.), y las técnicas (modelado, bordado, collage, etc.) nos hacen pensar en cómo es la historia personal aquello que da lugar al ejercicio de la artista. Sus obras urden pequeños espacios de reflexión. Ellas nos invitan a contemplarlas al mismo tiempo que nos exigen dilucidar en nuestros propios recuerdos los momentos de quebranto, tensión y fragilidad.
El ejercicio del bordado y la costura (especialmente las obras que incorporan hilos dorados), es una sutura de los objetos que señala las heridas y la desintegración inminente de los recuerdos y de las historias a las que ellos remiten. Son objetos abiertos al ojo que recorre cada uno de los pequeños espacios que han quedado apenas trazados extensamente en la porcelana, como cicatrices de un ejercicio que lleva a una tensión máxima la relación entre los diversos materiales y elementos que componen sus obras.
Las obras de la artista nos recuerdan que se guardan recuerdos en los elementos cercanos y cómplices, en los utensilios más cotidianos. En ellos quedan impresas las historias que perduran y persisten a lo largo de tiempo. Y no obstante, son estos mismos objetos los que no pueden preservarse a sí mismos, y abandonan toda rigidez y compostura. La técnica de sacar y apilar los moldes de estos objetos que la han acompañado, reúne todo lo que ha quedado y se ha acumulado a lo largo de tiempo. En la serie Llenar el vacío, se exhiben todos los fragmentos de tazas, platos y teteras originales. Todo eso también se muestra porque también es parte del proceso de exhibir incluso lo que forma a todo lo demás. Llenar el vacío de las cajas circulares y de acrílico es la única manera en que los objetos originales y sus copias que han quedado en el taller de la artista, adquieren un significado aún más tenso: los objetos que no tienen lugar llenan el vacío y se convierten en piezas igualmente importantes.
Las obras de Mariana Tocornal no son objetos rotos, sino fragmentados, han sufrido las consecuencias del ejercicio de componerse y descomponerse, de revelarse como tazas, platos, teteras, y tijeras, al mismo tiempo que exhiben lo efímero de su construcción y materialidad como moldes de un complejo e inestable proceso de producción. La artista evoca una memoria personal y colectiva de fragilidad y tensión mediante objetos que componen un universo femenino y siempre al borde de la destrucción.

María José Mejías